Entre Güelfos y Gibelinos moría lentamente el Imperio;
el ruido otra vez… y maldecidos entre voces los contenidos sagrados;
verdugos nacientes fueron Humanismo y Renacimiento feliz…
mientras… callado es el beso que recibe el poeta,
porque lo sagrado…
mira altivo, complacido y desafiante al que posee alas entre ruidos,
entonces…
el enamorado de un vacío sin nombre humano se sabe besado por el veneno divino
duele el beso que atraviesa, no importa;
y el besado… puso nombre al amor. Beatriz.

Lo negro luminoso tiene corazón donde vivir, y allí…
las palabras que parecen borrachas surgen firmes como montañas,
la realidad profunda se deja vestir de irrealidad,
lo sagrado no hace ascos a lo profano… un baile de herejías enloquecidas parece,
luz lazada a las sombras;
el poeta vive de su veneno; él, hincado de sables, no sabe, no comprende, porque…
lo negro es nido y también espinas, solo eso y firme rumbo desconocido.
Es noche, dicen. Es día, dice él. Hombre Enamorado.
Madonna Inteligencia es beso Imperial, Beatriz la hizo mujer, Vita Nuova donde viven.

Florencia no supo nada de esto,
enredada en sus cosas… el beso de la serpiente no dejó grito en el punzado,
y allende sus murallas…
el amor sumergió en aguas del Leteo al simple hombre,
surgió el poeta cuando las espumas de Euneo le devolvieron al mundo.

Siempre es siempre y, como la plomada, único el rumbo de los esfuerzos puros.
Eterna serpiente, vertical perfecta
boca de espada es la íntima sangre fría de las escamas hincadas,
silencioso aullido solitario… el abrazo del hombre al misterio;
“ojos ciegos tengo” dice el águila cuando se le pregunta sin alas en las palabras, y,
el amor anda errante entre Güelfos y Gibelinos desde entonces. Beatriz.

¡Muere de fuego ausente el que solo cree!
¡Quien dejó de creer…y de tanto fuego en la boca de espada…
es errante después de la última Florencia!. Ha nacido el poeta….
en la cuna de la serpiente, entonces y siempre, se muere la muerte y nace el éter.

Y crecido el tiempo inútil del tiempo… la Florencia crecida llega hasta aquí,
Güelfos y Gibelinos… teléfono móvil en ristre, tarjetas de crédito y plan de pensiones,
Madonna Inteligencia arrastrada hasta el burdel de la inteligencia práctica,
el beso Imperial convertido en exhibición de erudición y post verdad,
Vita Nuova ya no es campo de Delicias, Infierno, Purgatorio y Cielo, es…
…urbanización en la playa y sueño
pero Beatriz…

Nunca cambia Beatriz.
Plomada y vertical perfecta son amor y enamorado, son
veneno y beso y sangre y herido hombre de rumbo incierto de amor certero
hierros de forja en la madrugada y martillo y chispas para respirar
y cuando el gesto íntimo del mineral pestañea entre cosquillas del alma… Ella habla
y emocionado, contesta con sudor el hierro rojo de sangre enamorada.

Luego, cuando la cuesta del día cae agotada hasta el meandro de los descansos…
antes y después de comprar jamón del bueno, yogures de frutas y Martini
entre el crujir de cañas, musgos y piedras redondas, donde vive el veneno del alma
… todavía escucha la exclamación en la íntima orilla del río Euneo… ¡Macarena!
música que surgió entre las luciérnagas del metal que le forjaban.
Nunca cambia Beatriz.

Allende las murallas de las Florencias, Güelfos y Gibelinos…
hay Imperio, hierros y palabras con alas, contenidos Sagrados, Alma y Veneno Divino
allí, aquí, Ella.